sábado, 9 de agosto de 2008

ORIGEN DE LA POBLACIÓN LATINOAMERICANA


Antes de la conquista, América tenía aproximadamente algo más de 80 millones de habitantes, mientras que la población europea era en esa época de 60 millones; los españoles y portugueses que llegaron al continente eran pocos en número, pero superiores en armamento y destreza militar. Por otra parte, la población de las grandes civilizaciones precolombinas como la azteca de México, la maya de Centroamérica y la inca de los Andes fue pronto diezmada por epidemias de enfermedades traídas por los conquistadores. Los que sobrevivieron, no más del 15% de la población, fueron puestos al servicio de los colonizadores para trabajar en las plantaciones y minas. Cuando los indígenas empezaron a decrecer en número, para reemplazarlos se importaron esclavos procedentes de África que fueron enviados a Brasil, a las islas caribeñas y también a otros países de la América española. A pesar de la dominación ejercida por sus propietarios, los amerindios y los afroamericanos lograron conservar aspectos significativos de los idiomas, costumbres, religiones, artesanías y estilos de vida que han hecho de la moderna Latinoamérica un crisol de culturas de tres continentes.

Los españoles y los portugueses llevaron muy pocas mujeres a América y, como consecuencia de ello, se produjo la unión entre conquistadores y conquistados. Al finalizar el periodo colonial, la mezcla de la población indígena y negra con la española y portuguesa (mestizos y mulatos) era mayoritaria en muchas de las colonias. Esta diversidad de etnias y culturas contribuyó a diseñar desde entonces una de las características más relevantes de la región.

A pesar de la diversidad racial, se desarrolló de forma notable una estructura social similar en toda la región. Un limitado cuerpo de funcionarios reales gobernó las colonias en colaboración con el clero y una reducida clase terrateniente y de mercaderes. Los burócratas, peninsulares o nacidos en América (criollos), formaban, junto con sus respectivas familias, las clases dominantes, que tenían a su servicio a la mayoría de la población formada por indígenas, mestizos y negros.

Se desarrolló un sistema de comercio centralizado con la finalidad de excluir a competidores extranjeros, pero el descubrimiento de oro y plata en las Américas atrajo a las restantes potencias, Gran Bretaña, Francia y Holanda, que establecieron bases comerciales en la periferia de las colonias e influyeron de forma considerable en ellas.



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