El primer europeo que llegó a lo que hoy es Chile fue el portugués Fernando de Magallanes, tras atravesar en 1520 el estrecho que hoy lleva su nombre; los indígenas denominaban esta región con el nombre aimara de tchili, palabra autóctona que significa ‘nieve’. En la época de la visita de Magallanes, la mayoría del territorio chileno situado al sur del río Rapel estaba dominado por los araucanos, tribu notable por su habilidad guerrera y único pueblo indígena que no sucumbió de forma inmediata a la conquista de los españoles. Las tribus que ocupaban las regiones septentrionales habían sido dominadas durante el siglo XV por los incas de Perú. En 1535, al concluir Francisco Pizarro la conquista de Perú, su lugarteniente, Diego de Almagro, encabezó una expedición terrestre hacia Chile en busca de oro. El grupo regresó inmediatamente a Cuzco sin obtener los resultados apetecidos.
Conquista y colonización española
En la organización colonial española, Chile fue en sus orígenes una dependencia del virreinato del Perú, y sólo más tarde tuvo su propio gobierno, la Capitanía General de Chile. El país se desarrolló con lentitud porque carecía de plata u oro que atrajeran a los españoles y por la belicosidad de los araucanos; además, estaba situado muy lejos de los principales centros de colonización española en Perú y era poco accesible. La principal ocupación era la agricultura en el valle Longitudinal, y Chile suministraba a Perú productos alimentarios, sobre todo trigo. La población urbana vivía del comercio.
Emancipación nacional (1810-1823)
En 1810, Chile desarrolló un proceso similar al de otras colonias españolas que rompieron sus vínculos políticos con la metrópoli. El 18 de septiembre de ese año (hoy fiesta nacional), el Cabildo de la ciudad de Santiago delegó sus poderes en un grupo de siete personas que conformaron la primera Junta de Gobierno. Este acto fue el inicio de un proceso que culminaría con la independencia chilena de España después de más de dieciséis años, durante los cuales se mantuvo un estado de guerra intermitente con las tropas españolas enviadas desde Perú. El 12 de febrero de 1817, las tropas realistas sufrieron una decisiva derrota en la batalla de Chacabuco a manos del Ejército patriota, apoyado por tropas argentinas (el conocido como ‘Ejército Libertador de los Andes’). Un año después, Bernardo O’Higgins, uno de los líderes revolucionarios que había conocido a Francisco de Miranda en Londres, proclamó la independencia absoluta de Chile; no obstante, las tropas realistas controlaron casi la totalidad del sur del país hasta 1818, y no fueron expulsadas completamente hasta 1826. Véase Emancipación de América Latina.
Organización nacional y república conservadora (1823-1861)
Bernardo O’Higgins, quien en 1818 había sido nombrado director supremo de Chile, gobernó el país con poderes autoritarios hasta 1823, cuando la hostilidad aristocrática contra su régimen le obligó a dimitir. Se adoptaron dos constituciones (1823 y 1828) que intentaron organizar a Chile como una república, aunque las luchas por el poder entre diversas organizaciones mantuvieron al país inmerso en conflictos políticos hasta 1830. Ese año, elementos conservadores al mando del general Joaquín Prieto organizaron una revolución y tomaron el control del gobierno; en 1831 Prieto se convirtió en presidente, aunque el personaje fundamental del gobierno fue Diego Portales, quien ocupó diversos cargos ministeriales durante la administración de Prieto. En 1833 se adoptó una nueva Constitución que confería amplios poderes al ejecutivo. En 1851 y 1859, los grupos liberales llevaron a cabo infructuosos intentos armados para arrebatar el poder a los conservadores.
A pesar de su carácter autoritario, el gobierno del Partido Conservador promovió una política interior que contribuyó sustancialmente al desarrollo comercial, minero y agrícola de Chile; se adoptaron medidas para explotar los recursos minerales, se construyeron ferrocarriles y se promovió la inmigración; además, se sentaron las bases del sistema escolar y se crearon instituciones culturales. El principal acontecimiento en la política exterior chilena durante el periodo de predominio conservador fue la guerra que tuvo lugar en 1836 contra la Confederación Perú-boliviana.
Gobierno liberal y guerras externas (1861-1891)
Entretanto, en el Partido Conservador se habían producido divisiones como consecuencia de las desavenencias con la Iglesia católica. A partir de 1861, su ala más progresista, en coalición con el Partido Liberal, promovió una serie de reformas constitucionales, entre las que se encontraba la prohibición de la reelección presidencial consecutiva. Además, se hicieron esfuerzos para promover el bienestar social, intensificándose asimismo el desarrollo de los recursos nacionales, en especial mediante la creación de nuevas vías ferroviarias, carreteras y un sistema postal. En 1865, Chile intervino en conflicto entre España y Perú —conocido en la historiografía española como la guerra del Pacífico (1864-1866)—, en el cual participó por un fuerte sentimiento americanista de solidaridad con los peruanos.
Poco después, Chile comenzó a explotar los valiosísimos yacimientos de nitratos del desierto de Atacama. Ante la intención de Bolivia de embargar las instalaciones salitreras del territorio, en febrero de 1879 el gobierno chileno ordenó la entrada de sus tropas en el puerto boliviano de Antofagasta; dos meses después, Perú, aliado de Bolivia por el conocido como Pacto Secreto de 1873, declaró la guerra a Chile, iniciándose la guerra del Pacífico (1879-1883). Como consecuencia de su victoria en este conflicto, Chile se anexionó un amplio territorio que englobaba las actuales regiones de Antofagasta y Tarapacá. Además, Perú cedió a Chile la administración de las ciudades de Tacna y Arica, a condición de que se celebrara un plebiscito diez años después para establecer la definitiva soberanía sobre las mismas. Aunque ambos países no llegaron a un acuerdo en cuanto a las condiciones del plebiscito, las sucesivas negociaciones culminaron en febrero de 1929 con el Tratado de Lima, volviendo Tacna a Perú y quedando Arica en manos de Chile. Véase Disputa de Tacna-Arica.
Guerra civil y catástrofes naturales
En 1891 una parte considerable de las fuerzas políticas representadas en el Congreso organizaron una rebelión contra la administración del presidente José Manuel Balmaceda, líder del Partido Liberal. Bajo las órdenes del capitán Jorge Montt, oficial de la Armada, los rebeldes (que se autoproclamaron congresistas) se hicieron con el mando de la flota chilena y controlaron las provincias del norte. En agosto derrotaron al Ejército gubernamental durante las batallas de Concón y Placilla, en las cercanías de Valparaíso, que fue ocupada por los rebeldes al igual que Santiago, con lo que la guerra quedó virtualmente terminada. En el curso de la guerra civil se perdieron más de 10.000 vidas y fueron incalculables los daños materiales. Balmaceda se suicidó en septiembre.
Poco después de la llegada de Jorge Montt a la presidencia, Chile ingresó en un largo periodo de pacífica reconstrucción, denominado República Parlamentaria (1891-1925). Como concesión al sentimiento liberal que prevalecía en el país, Montt instituyó una serie de reformas, entre las que destacó la democratización del poder ejecutivo. Los años siguientes estuvieron marcados por la creciente participación del pueblo chileno en la política y por el aumento de la agitación política.
En agosto de 1906 un desastroso terremoto destruyó virtualmente Valparaíso y produjo graves daños en Santiago, muriendo más de 3.000 personas y quedando sin hogar otras 100.000; no obstante, las regiones asoladas fueron rápidamente reconstruidas.
Las guerras mundiales
Durante la I Guerra Mundial (1914-1918) Chile permaneció neutral. Tras el conflicto, el enfrentamiento entre liberales y conservadores aumentó. En 1920 los liberales llegaron al poder de la mano del antiguo ministro del Interior Arturo Alessandri Palma, aunque no consiguió el consenso necesario para sus propuestas de reforma. En 1924, un grupo de personalidades militares dieron un golpe de Estado con el objeto de imponer reformas liberales, derrocando a Alessandri e instaurando una Junta Militar. Ésta fue a su vez derrocada en 1925 por otro golpe militar. Tras este acontecimiento se aprobó una nueva Constitución que reformó el sistema electoral, recortando los poderes del Congreso y estableciendo la separación entre la Iglesia y el Estado. Alessandri ocupó de nuevo la presidencia en 1925, pero su mandato duró menos de un año. Durante el mandato de Emiliano Figueroa Larraín la autoridad estuvo en realidad en manos de un oficial del ejército, Carlos Ibáñez del Campo, quien ocupó la presidencia desde 1927 hasta 1931. Tras varios golpes y cambios de administración, Alessandri fue reelegido en 1932 y consiguió terminar su mandato en 1938.
En las elecciones de ese año fue elegido presidente Pedro Aguirre Cerda, del Partido Radical, al frente de una coalición de grupos democráticos unidos en el Frente Popular. Su ambicioso programa de reformas fue interrumpido en 1939 por un devastador terremoto que se cobró unas 30.000 víctimas. Esta coalición liberal volvió a ganar en 1942, esta vez llevando como candidato al radical Juan Antonio Ríos Morales, quien maniobró con pericia la nave del Estado en medio de la tormenta política generada por el enfrentamiento entre los partidarios de los aliados y los de los nazis durante la II Guerra Mundial (1939-1945). Ríos condujo al país a una posición favorable a los aliados, declarando la guerra al Eje en 1944. Durante el conflicto, el Partido Comunista surgió como una de las organizaciones políticas más poderosas de Chile. El país fue miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945.
Los gobiernos de la posguerra (1946-1970)
En 1946 ganó las elecciones Gabriel González Videla, líder del Partido Radical, apoyado por una coalición de izquierda cuyos principales componentes eran su propia agrupación y el Partido Comunista. Videla nombró a tres comunistas para ocupar carteras ministeriales, pero la coalición consiguió mantenerse apenas seis meses, ya que los ministros comunistas, con frecuencia enfrentados con los demás miembros del gabinete, fueron destituidos en abril de 1947. Hacia finales del mismo año, Chile rompió relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. En 1948 centenares de comunistas fueron encarcelados en virtud de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, que proscribió al Partido Comunista (véase Comunismo). Poco después fue sofocada una rebelión militar encabezada por el antiguo presidente Ibáñez. Durante los años siguientes fueron frecuentes las manifestaciones sociales y sindicales. En 1951 se produjeron huelgas en casi todos los sectores de la economía.
Al año siguiente, la reacción popular contra los partidos tradicionales tuvo como consecuencia la elección del general independiente Carlos Ibáñez, quien restauró el orden en cierta medida, aunque no pudo solucionar los problemas económicos y sociales. En 1958 asumió la presidencia Jorge Alessandri, antiguo senador e hijo de Arturo Alessandri Palma, a la cabeza de una coalición de conservadores, radicales y liberales, con una plataforma que favorecía la libre empresa y la promoción de la inversión extranjera. En respuesta a la fuerte oposición del nuevamente legalizado Partido Comunista y de la recientemente creada Democracia Cristiana, Alessandri propuso un plan de diez años que establecía reformas fiscales, proyectos de infraestructura y la reforma agraria. En 1964 rompió relaciones diplomáticas con Cuba, aunque restableció los vínculos con la Unión Soviética. En 1960, un maremoto y un terremoto sacudieron al país provocando enormes daños y miles de muertos, especialmente en la zona de Valdivia.
En las elecciones presidenciales de 1964, el antiguo senador Eduardo Frei Montalva, candidato de la centrista Democracia Cristiana, derrotó a una coalición de izquierdas. Las importantes reformas de Frei, como la nacionalización parcial del sector del cobre (la denominada “chilenización del cobre”), provocaron la insatisfacción de algunos sectores de la derecha, lo que desembocó en una violenta oposición política.
El gobierno de Allende
Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1970, la oposición de izquierda se coaligó en la Unidad Popular. Nombró candidato a Salvador Allende, quien en su campaña presentó un programa que prometía la nacionalización total de todas las industrias básicas, de la banca y de las comunicaciones. En las urnas obtuvo el apoyo del 37% de los votantes, por lo que, al no haber logrado una mayoría absoluta, el Congreso tuvo que pronunciarse y respaldó a Allende frente a su opositor de derecha, el anterior presidente Alessandri (en Chile, la elección presidencial no es directa y es el Congreso el que designa al mandatario). Allende se convirtió en el primer presidente elegido con un programa socialista en un país no comunista de Occidente.
Una vez asumido el cargo, Allende comenzó rápidamente a cumplir sus promesas electorales, orientando al país hacia el socialismo (con su popular lema “vía chilena al socialismo”. Se instituyó el control estatal de la economía, se nacionalizaron los recursos mineros, los bancos extranjeros y las empresas monopolistas (véase Monopolio), y se aceleró la reforma agraria. Además, Allende lanzó un plan de redistribución de ingresos, aumentó los salarios e impuso un control sobre los precios. La oposición a su programa político fue muy vigorosa desde el principio y hacia 1972 se había producido una grave crisis económica y una fuerte polarización de la ciudadanía. La situación empeoró aún más en 1973, cuando el brutal incremento de los precios, la escasez de alimentos (provocada por el recorte de los créditos externos), las huelgas y la violencia llevaron al país a una gran inestabilidad política. Esta crisis se agravó por la injerencia de Estados Unidos, que colaboró activamente por desgastar al régimen de Allende. El 11 de septiembre de 1973 los militares tomaron el poder mediante un golpe de Estado, pereciendo Allende en la defensa del palacio presidencial. (La opinión generalizada es que Allende se suicidó durante el asalto al palacio de la Moneda).
El régimen de Pinochet
A partir de ese momento, se estableció una Junta Militar encabezada por el general Augusto Pinochet Ugarte que suspendió inmediatamente la Constitución, disolvió el Congreso, impuso una estricta censura y prohibió todos los partidos políticos. Asimismo, lanzó una fuerte campaña represiva contra los elementos izquierdistas del país: miles de personas fueron arrestadas y centenares de ellas ejecutadas o torturadas; muchos chilenos se exiliaron, mientras que otros pasaron largos años en prisión o se dieron por desaparecidos.
Durante los años siguientes, la Junta Militar gobernó al país con gran rigor, aunque hacia finales de la década pudo apreciarse una cierta apertura. En 1978 se levantó el estado de sitio (aunque siguió en vigor el estado de emergencia) e ingresaron más civiles en el gabinete. Sin embargo, Chile siguió siendo esencialmente un Estado policial. Una nueva Constitución, la de 1980, sometida a referéndum el día del séptimo aniversario del golpe militar, legalizó el régimen hasta 1989; Pinochet inició en marzo de 1981 un nuevo periodo de gobierno, ahora como presidente, con una duración de ocho años.
En el ámbito económico, el gobierno de Pinochet aplicó medidas de austeridad que provocaron el recorte de la inflación y una mayor producción entre 1977 y 1981. No obstante, a partir de 1982, la recesión mundial y la caída de los precios del cobre provocaron un retroceso de la economía chilena. En 1983 se produjeron amplias protestas contra el gobierno, seguidas de una serie de atentados en las grandes ciudades. El aumento de la tensión popular y el progresivo deterioro de la economía llevaron a Pinochet a reinstaurar el estado de sitio en noviembre de 1984. A finales de ese mes, se firmó un tratado con Argentina, en el que se ratificaba la soberanía chilena sobre tres islas del canal de Beagle (Picton, Nueva y Lennox). En septiembre de 1986, tras un fallido intento de atentar contra la vida de Pinochet, se desarrolló por parte del gobierno una nueva campaña represiva.
El restablecimiento del poder civil
En agosto de 1988 se levantó finalmente el estado de emergencia y dos meses después se permitió a los chilenos organizar un plebiscito sobre si debía o no prorrogarse hasta 1997 el mandato de Pinochet, que terminaba en marzo de 1989. A pesar de que casi el 55% del electorado votó por el “no”, el mandato de Pinochet se prorrogó automáticamente hasta marzo de 1990, a la espera de la celebración de las elecciones presidenciales y legislativas. En diciembre de 1989, durante los primeros comicios presidenciales en 19 años, los votantes eligieron por mayoría al candidato demócrata cristiano Patricio Aylwin, quien dio inicio al proceso de transición a la democracia, promovió una serie de reformas económicas y nombró una comisión para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen de Pinochet. Las reformas económicas iniciadas por Aylwin permitieron que más de un millón de chilenos salieran de la pobreza. En las elecciones presidenciales de 1993, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, hijo del antiguo presidente Eduardo Frei Montalva, resultó triunfador.
En 1994 Chile solicitó su entrada en el Cooperación Económica para Asia y el Pacífico (CEAP) y en el Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLC). En 1996 el gobierno de Eduardo Frei logró la integración de Chile en el Mercosur.
En las elecciones legislativas de diciembre de 1997, la Concertación de Partidos por la Democracia (integrada por la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical Socialdemócrata) alcanzó la mayoría en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, y a diferencia de las elecciones de 1993, la derechista Unión por Chile consiguió aumentar sus escaños. En el Senado se consolidó también el bloque de derechas, lo que impedirá llevar a cabo reformas democráticas en la Constitución de 1980, aprobada durante la dictadura.
Un mes después, en medio de duras críticas y acusaciones contra Augusto Pinochet, senador vitalicio a partir de marzo de 1998, el presidente Eduardo Frei destituyó a su ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, por mantener una postura demasiado afín a los círculos políticos y militares que respaldaban al ex dictador.
A partir de octubre de 1998, con motivo de la detención de Pinochet en Londres —adonde había acudido a someterse a una operación quirúrgica en una clínica privada—, la clase política y la sociedad chilena se dividieron, una vez más, en torno a la figura del militar y político: mientras que las Fuerzas Armadas, el gobierno de la Concertación, los partidos de la derecha y buena parte de la ciudadanía cerraban filas en torno al senador, los partidos de izquierda, las víctimas de la represión durante su mandato y los ciudadanos contrarios a la presencia del ex dictador en la vida política del país respaldaban la actuación del juez de la Audiencia Nacional española, Baltasar Garzón. Éste había dictado el auto por el que se ordenaba la prisión provisional e incondicional para Pinochet, con la finalidad de extraditarlo a España, donde sería juzgado por los delitos de genocidio y terrorismo de los que era acusado.
Los pasos dados en España y en el Reino Unido —en noviembre de ese año, Garzón dictó un nuevo auto solicitando al gobierno español la extradición de Pinochet, mientras que la Cámara de los Lores británica dictaminó, en marzo de 1999, que el ex dictador carecía de inmunidad, pese a su condición de ex jefe de Estado y de su actual cargo de senador, por lo que podía ser extraditado a España, si bien sólo sería juzgado por los crímenes cometidos a partir de 1988, fecha en la que el Reino Unido se convirtió en país signatario de la Convención Internacional contra la Tortura— provocaron un serio deterioro en las relaciones entre ambos países y Chile.
El socialista Ricardo Lagos se convirtió en enero de 1999 en el candidato de la alianza establecida por el Partido por la Democracia (PPD), escindido del Partido Socialista en 1987, el Partido Radical Socialdemócrata y el Partido Socialista, y consiguió la victoria en las elecciones primarias celebradas en mayo de ese año para designar al candidato presidencial que presentó la Concertación siete meses más tarde.
El 13 de noviembre de 1999, Frei Ruiz-Tagle firmó con el presidente peruano, Alberto Fujimori, la llamada Acta de Ejecución del Tratado Limítrofe de 1929, con lo que se puso definitivo punto y final a la denominada disputa de Tacna-Arica.
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que tuvo lugar el 12 de diciembre, Lagos logró una mínima diferencia de votos frente al candidato derechista Joaquín Lavín (presentado al frente de la derechista Alianza por Chile) que llevó a la celebración de una segunda vuelta el 16 de enero de 2000. Ese último día, Lagos logró el 51,32% de los votos emitidos, en tanto que Lavín obtuvo tan sólo el 48,68%, por lo que aquél se convirtió en presidente electo y el 11 de marzo de ese año sucedió a Frei Ruiz-Tagle en la presidencia de la República.
De otra parte, en lo relativo al asunto judicial de Pinochet, el ministro británico de Interior, Jack Straw, decidió el 11 de enero de 2000 que aquél no se encontraba en condiciones físicas de someterse a juicio debido a su enfermedad y, por tanto, debía ser liberado. Straw ratificó la suspensión del procedimiento judicial el 2 de marzo de ese año, denegando así la extradición a España del ex general, quien regresó en libertad al día siguiente a Chile, tras haber pasado más de 500 días detenido en Londres.
En las elecciones legislativas del 16 de diciembre de 2001 se produjo un retroceso de la coalición gobernante. No obstante, la Concertación consiguió 63 escaños en la Cámara de Diputados (24 aportados por el Partido Demócrata Cristiano, 21 por el Partido por la Democracia, 12 por el Partido Socialista y 6 por el Partido Radical Socialdemócrata), mientras que la Alianza por Chile logró 57 (33 de la Unión Demócrata Independiente, que se convirtió en la formación más representada en la cámara baja, y 24 de Renovación Nacional). En el Senado (que renovó 18 de sus 48 miembros) la Concertación mantuvo 20 representantes y la Alianza pasó a disponer de 18.
domingo, 10 de agosto de 2008
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